lunes, octubre 29, 2012

EL SUEÑO






Toda su vida espero. Cuando consiguió su primer empleo como asistente en reparaciones de computadoras, llegó a casa diciendo que un día se cumpliría su gran sueño. Su madre lo espetó, preguntando cuál era ese famoso sueño, Pedro con una amplia sonrisa contestó que viajar por el mundo. Claro, ya lo creo hijo, pero debes juntar dinero, ¿no te parece? Por supuesto madre, debo trabajar mucho, te aseguro que lo lograré, y tú irás conmigo, dijo el muchacho abrazando a la mujer. Hijo, para ese tiempo estaré muerta, advirtió ella con una leve sonrisa.

Y como lo predijera la madre, falleció a los pocos años. Pedro por un período se sintió tan triste que la pena invadió sus sueños, por las noches daba vueltas en el lecho sintiéndose el ser más desdichado del mundo.

Sin embargo se recuperó, el amor golpeó su corazón, y en unos años tuvo una familia a su lado. Era un hombre con responsabilidades y preocupaciones a su haber, pero aún mantenía el sueño de viajar. Cuando se lo comentaba a su mujer, ésta se reía en su cara. Vamos Pedro, despierta, con tantas cuentas que pagar, ¿cuándo vas a ahorrar algún dinero? No te aflijas Rosa, un día te daré la sorpresa. No me hagas reír, ponte serio y arréglame la computadora, ve, deja de soñar.

Pedro por fin jubiló, pero algo no andaba bien en su cabeza. Un día subió al San Cristóbal para poner sus pensamientos en orden ya que olvidaba cosas y nombres, pero su sueño estaba allí presente. Se sentó a contemplar Santiago. Pasó un buen rato, Pedro miraba todo como si nunca lo hubiera visto antes, los árboles, los pájaros, el cielo y las nubes, contemplaba sin entender que le pasaba, fue como si una blanca nube le borrará de repente todo, hasta su sueño. El alzheimer le consumió el disco duro de su cerebro y se perdió en un viaje sin final.

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