viernes, septiembre 03, 2010

LA HISTORIA CONTADA POR DIEGO

HOMENAJE AL POETA ESTEBAN ECHEVERRIA, INTRODUCTOR DEL ROMANTICISMO EN LA ARGENTINA EN EL DIA DE SU NACIMIENTO




(*) DIEGO CARBONE PARA MACONDO

José Esteban Antonio Echeverría nacio en Buenos Aires, Argentina, el 2 de septiembre de 1805 - fallecio en Montevideo, Uruguay, el19 de enero de 1851, escritor y poeta argentino, que introdujo el romanticismo en nuestro pais. Perteneciente a la denominada Generación del 37, es autor de obras como Dogma Socialista,La cautiva y El matadero, entre otras.

Era hijo de la porteña doña María Espinosa y del español vizcaíno José Domingo Echeverría.

A temprana edad perdió a su padre y fue iniciado en las primeras letras por su madre. Comenzó la escuela primaria en la escuela de San Telmo, pero al poco tiempo queda huérfano de su madre, quien falleció en 1822. Desamparado, comenzó una azarosa vida adolescente, que agravó ciertos problemas cardíacos que lo aquejaban y, con el tiempo lo obligaron a cambiar de vida y sentar cabeza..

Ingresó en el recien creado Departamento de Estudios Preparatorios de la Universidad de Buenos Aires y en la Escuela de Dibujo de la misma, a la vez que, en 1823, comenzó a trabajar como dependiente en el comercio de los hermanos Lezica, que por ese entonces tenía representación en países de Europa y América.

A los veinte años, resolvió completar su educación en Europa. Parte desde Buenos Aires el 17 de octubre de 1825 a bordo de “La Joven Matilde” y, tras un viaje accidentado, recala en el puerto de El Havre, Francia. Años más tarde, en "El ángel caído", un poema épico con fuertes influencias de Lord Byron y José de Espronceda, Echeverría deja testimonio de esa travesía.

La ausencia de la patria (1825-1830) le fue provechosa. En el comienzo de su viaje, en el trayecto entre el Río de la Plata y Brasil, escribe "Peregrinaje de Gualpo".

Ya instalado en París, el 6 de marzo de 1827, en el barrio de Saint-Jacques, estudia ciencias en el Ateneo, dibujo en una academia y economía política y derecho en La Sorbona. Allí mismo se interesó por las tendencias literarias de la época, y estudió con ahinco, logrando una sólida educación.

En junio de 1830, regresó a Buenos Aires, e introdujo en la zona del Río de la Plata el romanticismo literario. En 1831, publicó sus primeros versos breves en el periódico La Gaceta Mercantil y también los versos de "La Profesía del Plata" en el periódico El Diario de la Tarde. En 1832, editó en forma de folleto, "Elvira o La novia del Plata"considerada la primera obra romántica en lengua castellana.

En 1834 publicó el primer libro de versos de la literatura argentina "Los consuelos",anteriormente se publicaron poemas sueltos-.

Por estos años, sus reiterados problemas de salud, lo llevan a pasar un tiempo en la ciudad de Mercedes, actual capital del departamento de Soriano, República Oriental del Uruguay.

De vuelta en Buenos Aires, participó activamente en el Salón literario que funcionaba en la trastienda de la librería de don Marcos Sastre, inaugurado en junio de 1837. Ese mismo año se estima que escribió el cuadro de costumbres "Apología del Matambre "y publicó "Rimas", que incluye su obra poética más reconocida: "La Cautiva".

En 1838, Juan Manuel de Rosas ordenó la clausura del Salón Literario de Marcos Sastre, y Echeverría funda y preside la "Asociación de la Joven Generación Argentina", luego "Asociación de Mayo", inspirada en las agrupaciones carbonarias italianas, como "La Joven Italia de Giuseppe Mazzini". Fue en esta asociación donde expuso su ideal de recuperar el espíritu de la Revolución de Mayo, redactó y leyó el Credo de esta Asociación, compuesto por quince Palabras Simbólicas, y que servirán de base para la redacción posterior de "El Dogma Socialista"de 1846. Entre 1838 y 1840, mientras residía en la estancia "Los talas", cerca de Luján, Provincia de Buenos Aires, escribe "El matadero", que se publicará póstumamente.

En 1839, Echeverría, a pesar de estar de acuerdo con la toma del poder por métodos no violentos, adhiere al fracasado "Levantamiento de Dolores" o de los Libres del Sur contra el gobierno rosista, por el cual se dicta la "Ley del 9 de noviembre de 1839" que, entre otras cosas, identifica a los unitarios como autores de la intentona.

A finales de 1840, se autoexilia en la República Oriental del Uruguay. Primero vive en Colonia del Sacramento y en 1841 se instala en Montevideo, donde vivió dedicado a la literatura. Durante ese periodo oriental, escribe "A la juventud argentina", un poema revolucionario y redacta, además, "Avellaneda", y "El ángel caído" y "La guitarra".

Esteban Echeverría falleció el 19 de enero de 1851, victima de una dolencia pulmonar. Fue el más importante poeta del primer período romántico en el Río de la Plata e introductor de este movimiento. Impuso la temática del indio y del desierto en la manifestación poética y es considerado por muchos teóricos como el autor del primer cuento argentino "El matadero", aunque, por carecer de una única unidad temática, una parte de la crítica señala que este escrito, como cuento, no puede considerarse dentro de los cánones tradicionales.

SU OBRA

  • Elvira o la novia del Plata (1832)
  • Don Juan (1833)
  • Carlos
  • Mangora
  • La Pola o el amor y el patriotismo
  • Himno del dolor (1834)
  • Los consuelos (1834)
  • Al corazón (1835)
  • Rimas (1837)
  • La cautiva
  • El Matadero
  • Canciones
  • Peregrinaje de Gualpo
  • El Dogma Socialista
  • Cartas a un amigo
  • El ángel caído
  • Ilusiones
  • La guitarra
  • Avellaneda
  • Mefistófeles
  • Apología del matambre (1837)
  • La noche
  • La diamela.

ESTEBAN ECHEVERRIA... POETA ROMANTICO ARGENTINO... INMORTAL POR DERECHO PROPIO

COMO YAPA UN POEMA DE ECHEVERRIA:

HIMNO AL DOLOR

Nihil in terra sine causa fit, & de humonon oritur dolor.

Quae prius nolebat tangere anima mea,

nunc prae angustia, cibi mei sunt.

JOB

Nada se hace en la tierra sin motivo,

y dela tierra no nace el dolor.Las cosas,

que antes no quería tocar mi alma,

ahora por la congoja son mi comida.

JOB

Devora fiera insaciable,

monstruo,o demonio execrable,

que avasallas la creación;

devora como lo has hecho,

si no te hallas satisfecho,

con furor aún más deshecho,

mi robusto corazón.

Cebe, cebe en mis entrañas,

con más rencorosas sañastu

furia el diente voraz;

y en ellas continuo asida,

como el cáncer a la herida,

lo que me resta de vida

consuma en su afán tenaz.

Roe, roe; -tu constanciano

abatirá mi arrogancia,

ni mi orgullo tu furor.

Nada, nada desconhorta

un corazón que conforta

alma grande, a quien importa

poco, placer, mundo, amor.

Roe, roe, y en mi seno

tu mortífero veneno

derrama: -no he de gemir;

y cual Jacob, sin testigo,

contra el ángel enemigo,l

ucharé firme contigo

hasta vencer o morir.

No temas, no, que me espante

tu fuerza y poder gigante,

aunque frágil caña soy.

Mi alma es símil a la rocac

uya frente al cielo toca,y

la tempestad provoca

siendo mañana, lo que hoy.

Hollada la sierpe, vibra

su dardo, hiere y se libra

del villano pie veloz;

o sobre el tigre, enroscandos

u flexible cuerpo blando

lucha incansable, burlando

su instinto y saña feroz.

Devora: -tu fiero brío

yo provoco y desafío

armado de mi razón;

yo masa de vil arcilla,

yo flor que un soplo amancilla,

trama débil y sencilla,

despojo de la creación.

Yo miserable gusano,

luz que alienta efluvio vano,

insecto, chispa mortal;

o, menos que un ente aerio

yo, esclavo vil de tu imperio,

yo polvo, nada, misterio...

Nacido en hora fatal.

Yo te provoco: -descarga

sobre mí con mano larga

tus iras: -yo callaré;

y sellando como el sabio

a toda queja mi labio,

cual firme monte a tu agravio

inmóvil siempre estaré.

Yo te provoco: -Dios eres

Dios terrible que a los seres

impones tu dura ley;

Dios que su furia sedienta

con gemidos alimenta,

como el oso su cruenta

zarpa en indefensa grey.

Dios inexorable y fuerte

que divides con la muerte

el vasto imperio del mal;

desde que el hombre perverso,

en oscuro día adverso,f

ue lanzado al universo

del crimen con la señal.

Yo te provoco: -al infierno

pide su penar eterno,

su angustia y noche sin fin;

su exquisito sentimiento,

el vivaz remordimiento,

la congoja y el tormento

del soberbio serafín.

Pídele con sus delirios

sus indecibles martirios,

el hielo y llama voraz

;la sed, la rabia y despechos

de los más précitos pechos,

y aquellos marmóreos lechos

do no hay sueño ni solaz.

Pide también a la tierra

cuantos dolores encierra,

cuanto ha, y debe padecer;

y sobre mí con violencia

lanza toda su inclemencia:

que de mi alma la excelencia

no se dejará vencer.

Yo te provoco: -cuatro años

los tormentos más extraños

probaste iracundo en mí;

agotando de mi vida,

de mi juventud florida

la fuente excelsa, que henchida

los de un mundo de glorias vi.

Yo te provoco: -cuatro años

de mil y mil desengaños

me hiciste apurar la hiel;

y en un Páramo desierto,

do todo era negro y yerto,

me dejaste al descubierto

presa de borrasca cruel.

Yo te provoco: -tu mano

de mis fatigas temprano

la copiosa mies cegó,

dejándome los abrojos,

para doblar mis enojos,

y el recuerdo y los despojos

de un tiempo feliz que huyó.

Yo te provoco: -¿qué males,

qué ansias o penas fatales

me podrán sobrevenir,

que no haya firme sufrido?

¿Qué pasión no habré sentido?

¿Qué idea no habré podido

grande o noble concebir?

Mi espíritu en su carrera

ha recorrido la esferade

lo terrestre y lo ideal;

visto su forma desnuda,

y sondado sin ayuda

los abismos de la duda,

del bien, la vida y el mal.

Cuando los otros insanos

a pasatiempos livianos

el juvenil brío dan;

y en el labio la sonrisa,

con inquietud indecisa,

flores de la vida a prisa

deshojando torpes van.

Mi corazón de tormentas

desatadas y violentas

sufrido había el rigor;

y laso en un solo día,

muerto al placer y alegría,

dicho, en su congoja, había

adiós eterno al amor.

En la edad en que sin tino

del error por el camino

mueve tropezando el pie

la turba insana, y apura,

sumida en tiniebla oscura,

del placer la copa impura

que vacía siempre ve:

ya mi espíritu ambicioso

para su ardor generoso

buscaba un nuevo manjar;

y en sus vuelos soberanos,

libre de lazos mundanos,

de la creación los arcanos

osaba altivo indagar.

Como en un espejo terso,

reflejaba el universo

sus maravillas en él;

nada, nada se encubría

a la inteligencia mía,

y mi ardiente fantasía

era un mágico pincel.

Gloria, gloria era el acento

que en el cielo, tierra y viento

yo escuchaba resonar;

gloria mi pecho exhalaba,

gloria durmiendo soñaba,

y su fantasma miraba

doquier como astro brillar.

Ella me llevara ufano

a contemplar del Oceano

el tempestuoso furor;

ella entre cultas naciones

a buscar dignas lecciones

de graves meditaciones;

nuevo alimento a mi ardor.

¿Dónde se fue tanto sueño,

porvenir tan halagüeño,

tanta sublime pasión?

¡Dolor impío! -Triunfante

tu brazo asoló pujante,

el edificio gigante,

que labrara mi ambición.

Tú agotando, poco a poco,

has ido el ardiente foco

de luz que mi alma abrigó;

y con tu soplo de muerte

convirtiendo en masa inerte

una edad joven y fuerte,

que mil frutos prometió.

¿Qué esperanza me has dejado,

qué idea no has sofocado

en mi espíritu al nacer?

¿Qué pasión o sentimiento

no me has trocado en tormento?

¿Qué amor o contentamiento

en hastío o desplacer?

¿Qué ilusión o dulce engaño

en funesto desengaño?

¿Qué dicha en triste pesar?

¿De qué angustia no has cercado

mi corazón desolado?

¿Qué lágrima no has helado

en mis ojos al brotar?

Nobles y grandes pasiones,

pensamientos y visiones

sublimes, gran porvenir;

estudio, vigilias largas,

siempre fastidiosas cargas

para débil cuerpo, amargas

horas de oscuro vivir,

y de frío desaliento;-todo,

todo en un momento¡

oh inescrutable Dolor!

para mí estéril ha sido,

grano en el agua esparcido;

y en fuente lo has convertido

de despecho y amargor.

¿Qué aflicción o desventura

podrá parecerme dura?

¿Qué puedes robarme ya?

¿Qué placer del mundo activo

puede tener atractivo

para mi pesar esquivo?

¿Qué llenar mi alma podrá?

Ven, ven ¡oh Dolor terrible!

De tu poder invisible

haz un nuevo ensayo en mí;

verás que una alma arrogante

es como el duro diamante,

que siempre brilla flamante

sin admitir mancha en sí.

Ven ¡oh Dolor! en silencio;

ven, pues ya te reverencio

como a genio bienhechor,

que mueve influjo divino;

no cual numen que previno

inexorable destino

para venganza y terror.

Como animando la tierra

el aire impuro destierra

con su ardiente rayo el sol;

así tú, ¡oh Dolor fecundo!

lacerando el cuerpo inmundo,

que se ase reptil al mundo,

eres del alma el crisol.

Tu intensa llama le aplicas,

la limpias y purificas

de la escoria material;

sublimando la excelencia

de su peregrina esencia,

hasta darle una potencia

divina, excelsa, inmortal.

Tú pruebas su fortaleza,

su constancia y su grandeza

en el yunque del sufrir;

el triunfo glorificandode

l que contigo luchando

sufre y calla, sofocando

de sus huesos el gemir.

Sin tu influjo, el hombre henchido

de vanidad, sumergido

yace en el mar del placer;

y cree en su delirio ufano,

cuando se arrastra gusano,

tierra y cielo soberano

sujetar a su poder.

Ven, que tal vez atesora

alguna fibra sonora

mi pecho aun lleno de ardor;

que a tu inhumana porfía

exhalará una armonía

capaz de darme alegría,

y de vencerte ¡oh Dolor!

Ven luego; que una alma noble

firme, incontrastable, inmoble

es contra la adversidad;

como el Oceano sublime

que de ley común se exime,

y en cuya frente no imprime

mancilla el tiempo, ni edad.

(Septiembre, 1834)

ESTEBAN ECHEVERRIA

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