martes, abril 12, 2011

CORRE, VETE, SUÉLTATE ASÍ


(*) ANA PAULA GONZALEZ SUAREZ
Anda corre, y que el viento no alcance tus alas. Que la luz agotada de intentarlo enmudezca en penumbras. Vamos anda, que los ríos de esta tierra sientan envidia de tu libertad, de ti que no sigues un curso ni desmadras obstáculos.
Extiende tus alas, que cubran el cielo, hazlo estremecer. Que los pájaros miren azorados la infinitud de tu viaje y perplejos a la magnitud de tu signo sólo quieran caminar entre los bosques, para nunca más mirar al reino celestial.
Vibra tu esencia, y que el sonido se calle detrás de ti, que te vea escapar de las voces y nunca te pueda nombrar. Que quede idiotizado en la tierra del silencio y junto a la sombra de la luz que te dejaba ir, se siente a esperar tu regreso desesperanzado.
Anda vete, que los horizontes pierdan sus nortes, y los mares su belleza. Que los peces queden tiesos a la sorpresa de tu existencia. Y las estrellas que fugaban dejen caer su estela y se hundan en los abismos a lamentarse con los corales y las amebas.
Que le tiempo se retuerza, dóblalo en mil pedazos, que sienta el rigor de tu subsistencia y se doblegue ante tal encanto. Que los paisajes y las flores se le vuelvan pesadillas, y que tú con tu porte seas la única para él, la única posible maravilla.
Suéltate sí, y que el calor que abraza el fuego quede pequeño insignificante, y los hielos y los volcanes prefieran cambiar de nombre o volverse piedra. Vamos, sé tan libre que la libertad no te entienda, y que los ideales no te piensen y que los mortales te llamen Dios.
Desaparece, para que los desiertos pierdan su grandeza, para que las ciudades y las montañas  ya no quieran seguir aquí. Vuela, vamos, anda, corre, vuela, desaparece, existe por sobre todas las cosas y entre las cosas. Que la pena invada a la naturaleza y de una buena vez salga segunda en esta carrera.
Vamos ábrete, desgarra tu cárcel con las dos manos, abre el pecho y deja salir el corazón. Que el cuerpo experimente haberte perdido, y que la carne que pretendías quede humillada. Que ese brillo en los ojos enceguezca todo, que el sol pierda su fortuna y su imperio, que se arrodille y detrás de él todos los astros, ante tu propiedad.
Libérate, anda. Que del universo seas dueño, que todo sea de ti, que ése sea tu nombre y nada más. Expándete, vamos, y que los límites queden absolutamente desconcertados, que la gravedad se esfume sin oportunidad, y los parámetros se vuelvan un chiste. Exprésate así, sí, vamos anda vive en serio, que los dueños del mundo sean tu voluntad, que todo lo que exista, lo pueda bajo tu existencia, que la vida pueda vivir porque se lo permites; aprópiate de lo que es tuyo.
Corre, sin descanso, que no eres ni del viento, ni del cuerpo, ni del tiempo, ni del suelo, ni del cielo. Nunca se hizo a tu medida el traje del encierro, esos zapatos del juicio son de suela de plomo. Vamos, anda! Deja caer las vendas que sólo tu sostienes, tienes todo impensable en tus manos.

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