sábado, abril 30, 2011

SABATO Y EL PENSAMIENTO NACIONAL

(*) LIC. PABLO VAZQUEZ 
«Si nos cruzamos de brazos seremos cómplices de un sistema que ha legitimado la muerte silenciosa».
Ernesto Sábato murió el 30 de abril del 2011 a los 99 años en su casa de Santos Lugares. Iba a ser homenajeado al día siguiente en la Feria del Libro de Buenos Aires por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires en su cumpleaños número 100, que sería el 24 de junio.
Compromiso y lucha, pero también contradicciones que lo cruzaron en su producción literaria y en su vida pública. Quizás eso que escribió sobre que: “el mundo es una sinfonía, pero que dios toca de oído”, a veces le haya pasado a él.
Físico en el Laboratorio Curie, pero desengañado de las ciencias duras; comunista es prematura edad, pero luego crítico del stalinismo; antiperonista inicial que acusó al movimiento popular de ser guiado por el resentimiento, pero que percibió el dolor popular y condeno la persecución sobre dicha fuerza; detractor del militarismo, pero que aceptó una publicitada reunión con el dictador Videla, y en donde fue el "nacionalista" Padre Leonardo Castellani quien le pidió al dictador por la aparición de Haroldo Conti; presidente de la CONADEP, que visibilizó la vejaciones y desapariciones de la última dictadura, pero avalando al teoría de los dos demonios. 
El autor de la trilogía de novelas El Túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abbadón el exterminador (1974) fue un escritor y un ser humano polémico, cruzado por sus propias contradicciones, presentes en algunos de sus personajes literarios. 
Como director interventor de la Revista Mundo Argentino a fines de 1955 renunció al saber de torturas a presos políticos peronistas, y entabló sendas polémicas con Borges en las páginas de la citada revista, - y luego profundizando esa polémica frente a su postura sobre Cuba, lo que le vale apartarse de SUR,- y contra Mario Amadeo, Canciller del general Lonardi, el cual había publicado Ayer, Hoy y Mañana denostando la experiencia peronista, aunque viendo algunos puntos positivos. La respuesta de Sábato fue a través de su texto El Otro Rostro Del Peronismo (Carta abierta a Mario Amadeo), el cual fue contestado por carta por Arturo Jauretche, la cual fue incluida en la introducción de LosProfetas del Odio.
También Abelardo Ramos refutó las posturas de Don Ernesto con relación a Jauretche y el peronismo, publicadas en la revista CHE, en notas de su revista Política. Dichos textos fueron incluidos luego en el libro de Ramos Crisis y resurrección de la literatura argentina.
Si embargo captó el dolor del pueblo en 1955 por la caída de Perón al describir: “.. en un rincón de la antecocina ví como las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas (…) Muchos millones de desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y sombríos”.
A pesar de ello su aporte a las letras latinoamericanas fue notable, y formó parte de mi aprendizaje y formación intelectual. Me quedo con la frase de Abbadón el exterminador que más me identifica como militante peronista: “”la guerra podrá ser absurda o equivocada, pero el pelotón al que uno pertenece, los amigos que duermen en el refugio mientras uno hace guardia, eso era absoluto”.
Quizás su espíritu este recorriendo su Rojas natal, la plaza Lezama como en El Túnel o tomando un café con Dostoyiesky y sus admirados maestros más allá de nuestra miradas acusadoras.
Mis condolencias y respetos a su familia por una pérdida irreparable de un pensador argentino que, aunque muchas veces en la vereda opuesta, compartíamos el mismo camino por el amor a nuestra Patria.
Que su alma descanse en paz.
Adiós Maestro!



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