Don Ramón, una de esas personas maravillosas que nos llegan a través de la línea virtual. El escritor cuenta su istoria, así, sin h, porque piensa que no es nada importante, porque cree que el mundo sigue igual con él o sin él, porque está alejado de egoismos y vanidades y aún no alcanza a dimensionar la riqueza espiritual que entrega en cada gaviota que suelta al viento, en la ruta del metro de la ciudad de Buenos Aires.
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