sábado, octubre 29, 2011

POETAS ARGENTINOS


(La Pampa, 1920 / Buenos Aires, 1999)

La poesía de Olga Orozco siempre estuvo ligada por hilos indestructibles a esa patria primera, quizás la única que tenemos todos, que es la infancia. “Mi infancia comenzó en Toay, en La Pampa y te digo que comenzó porque no ha terminado. Siguió creciendo conmigo y ha estado siempre latente, en todas mis edades, con su carga de terrores, de asombros y de misterios. Si no estuviera dentro de mí como un carozo o como un centro que se pone en actividad al menor soplo, si pudiera verla como un lugar, te diría que es una casa prodigiosa que andan entre los médanos y los cardos rusos, llevada por el viento, en medio de una planicie….Es como una proa de un jardín sin límites”.
Ritualizar cada instante de la vida y convertirlo en pasto de la escritura era la premisa de la poeta de los grandes y felinos ojos verdes. Como la cantante canadiense Joni Mitchell, Orozco tenía una pasión absoluta por los gatos. Una vez le preguntaron a la Mitchell por los motivos de su canción “Hombre de Marte”, una bellísima canción de amor, y ella aclaró que la escribió durante la ausencia de un gato que se le había escapado de su casa; finalmente el gato regresó sano y salvo después de unos días…y se encontró con una canción: “no hay gracia en mi corazón/hombre de marte/esta vez te fuiste demasiado lejos”. También Orozco se inspiro en su gata para escribir su libro “Cantos de Berenice”, publicado en el año 1977.
(del libro Cantos a Berenice)
XII
¡Y hay quien dice que un gato no vale ni la mitad de un perro muerto!
Yo atestiguo por tu vigilia y tus ensalmos al borde de mi lecho,
curandera a mansalva y arma blanca;
por tu silencio que urde nuestro código con tinta incandescente,
escriba en las cambiantes temporadas del alma;
por tu lenguaje análogo al del vaticinio y el secreto,
traductora de signos dispersos en el viento;
por tu paciencia frente a las puerta que caen como lápidas rotas,
intérprete del oráculo imposible;
por tu sabiduría para excavar la noche y descubrir sus presas y sus trampas,
oficiante en las hondas catacumbas del sueño;
por tus ojos cerrados abiertos al revés de toda trama,
vidente ensimismada en el vuelo interior;
por tus orejas como abismos hechizados bajo los sortilegios de la música,
prisionera en las redes de luciérnagas que entretejen los ángeles;
por tu pelambre dulce y la caricia semejante a la hierba de setiembre,
amante de los deslizamientos de la espuma en acecho;
por tu cola que traza las fronteras entre tus posesiones y los reinos ajenos,
princesa en su castillo a la deriva en el mar del momento;
por tu olfato de leguas para medir los pasos de mi ausencia,
triunfadora sobre los espejismos, el eco y la tiniebla;
por tu manera de acercarte en dos pies para no avergonzar mi extraña condición,
compañera de tantas mutaciones en esta centelleante rotación de quince años.
No atestiguo por ti en ninguna zoológica subasta
donde serías siempre la extranjera.
Apuesto por tus venas anudadas al enigmático torbellino de otros astros.

 FUENTE :

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