miércoles, noviembre 23, 2011

EL ESPEJO




Por GARLA KAT

En la barra del bar con un caballito de tequila en la mano

festejo con la anémica luz la desdicha que ofrece el minuto.
Te conocí bebiendo licor, luego bailamos espuelados esa noche
y lo ardiente de tu piel le obsequio a mis sentidos la demencia.
Cómo imaginar que ese castaño cabello era una peluca,
que tus largas pestañas eran postizas y tus azules ojos eran lentillas.
Brindo por la emboscada de la vida, pues al mimar tus mejillas
no alcancé a notar la diferencia entre el botox y la carne viva.
Cuando nos fuimos a la cama me ofrendaste tu desnudo
y tu tez brillaba de lo bronceada… UVA… ¡degenerada!
Tus glúteos eran elevadas montañas saturadas de plastilina
y tus firmes pezones balas de silicona.
Engañaste a este humano pues tus uñas son de acrílico
y los dientes que muestras son blancas coronas.
Y mientras en tu cerebro hay un chip alineando la perfección
rejuveneces tu vagina por los dilatados años que no perdonan.
Después de muchos abriles de ese fiasco en el bar
entre lamentos escribo una carta de un mundo torcido…:
¡Qué contrariedad!, mi hijo ahora es... ¡un cibernético moderno!,
ni hombre, ni mujer, ni gay, ni lesbiana…, ¿innovador…?
mitad persona, mitad robot… ¡OH, SINUOSO UNIVERSO!
Poemario: "Como un amartelado adéfago"

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