sábado, marzo 10, 2012
DR. AMORÓS y EQUIPO
Decibelios por dos pasillos
cuando los finales están
más presentes que lejanos,
frases de aliento llegando van
entre ojos bajos que se acurrucan
por sentimientos palpables.
Recortes nunca tienen
porque en sus departamentos no hay
esa palabra que hoy escuchamos,
tan a menudo… que dan miedo
tan solo que pensarlo, pero no es fácil
no se oye ni se habla ni se pronuncia,
en el Centro Socio Sanitario
qué el Dr. Amorós lleva,
nunca la he llegado a auscultar
NO existe tal palabra.
Apacibles las estancias
60 atenciones diarias,
324-1 en esa habitación
amplia y clara,
ventana grande y luminosa
en ese segundo piso
(qué al Llevant aún está),
las circunstancias han cambiado
en tan solo unos días de diferencia,
es el Centro Socio Sanitario
cuando la sencillez se viste
con simples y llanos pasillos,
buscando sus gentes
ese bienestar que requieren,
sin prejuzgar las virtudes o apariencias
qué entre todos existen allí.
Médicos hay dos en la planta
cada día visitan para cuidar,
sanando intentan seguir
las pautas marcadas,
comodines administran
esencias que a veces colocan
aunque no traspasan las fronteras.
Ocasiones especiales
y bien visibles se conforman,
al igual que sus moradores
llevan los días cansados
bastante a medias,
semblantes amables
muestran a sus pacientes
lo mismo a los familiares,
andantes que caminan
haciendo las veredas
nocturnas y diurnas,
los turnos se complementan
sin prisas ni desesperanzas.
Roturas arregladas,
salen al paso de las fracturas
cuando las caídas y tropiezos,
por medio se interponen
cabizbajas al principio,
alzándose al final
desde el descansillo a las alturas.
Orígenes y regímenes normales,
llegan desde jóvenes
recién empezados… nuevos,
sacan las cucharas
que al cuello suelen colgarse
como si fuesen medallones,
ahora entraran con las bazas
queriendo conquistar corazones malitos,
¿quiénes los sacaran y confortarán?
Seguidillas no bailan
tan solo masajes hacen,
sandalias no llevan
batas blancas esta vez,
parecen rescatar
gentes sencillas sobreviven,
cómo no saben y como pueden
ellos les ayudan,
mejoran su estabilidad
emocional y sensitiva,
saben dar ese cariño
que el alma necesita sanar,
¡los ángeles blancos
que al Llevant están…!
también intentan,
sus alas doradas
plumas no llevan,
solo amor y sensatez
a manos llenas reparten.
Y, la verdad sea dicha a todas… todas,
da gusto pasear una silla de ruedas
aunque chirrie a veces,
no se queja en vano
es qué lleva algo de dolor en sus lomos,
tan solo qué de esa manera habla
conjugando las visitas y las sonrisas,
queriendo dar a entender
cuánto se quiere a los familiares
mientras va escuchando
esas frases cariñosas,
que le dedicas a tú mamá
calmándole ese dolor que va sintiendo
viendo las personas que le atienden,
y cada día la aseas y la mimán.
Esperanzas en el medio camino
te invitan a mirar alrededor,
tan solo faltaban las flores
que me hubiese gustado llevarle,
pero el atrevimiento se quedó mudo
no sabiendo que hacer ni qué decir.
Querid@s estaban todos allí,
y sin embargo… seguías viendo amor
comprensión entre las emociones diarias,
floreciendo cada día en las mañanas
mirandose por las ventanas
al abrirse las puertas cada momento,
invitando a entrar y posarse
como fugaces mariposas
cual colibris volando entre sus pétalos de cristal.
Usos no había, pero sí… buenas formas
calando las guiños y el ambiente,
muecas de simpatía registrabas
en cuanto divisabas batas blancas,
que carritos traían… rellenos de buen hacer.
Ideales a todas horas…
querías seguir reviviendo,
pero las tornas se quejaron tanto y tanto…
por eso mismo, galopaba en el aire
aquél “lucero” de cuatro patas gráciles,
que visitáronla todas las noches…
ella sabía quién era su dueña,
también que es lo qué quería realmente
por eso, galopaba a su lomo
como amazona que fue en la juventud.
Parvas fue haciendo en los veranos
entre sus jóvenes amigos de Prádanos,
allá en la lejana Ojeda
comarca de las patatas y de los ajos,
Villaescusa de Ecla y Santibáñez de Ecla
pueblo grande de antaño donde nació
su padre muchos años alcalde fue,
hombre muy alto y delgado cual espiga
que al sol se balancea cuando el viento arrecia,
comarca norteña palentina
que al norte pertenece sin ser parte
de esa Montaña Palentina.
Ojos que miraban con placer
los sabores de la vida catalana,
vino del pueblo de las siete fábricas
que más galletero había en España,
hacía la Tarragona del año 1966
dejaron Fontaneda para saborear Catalunya,
al final se quiso quedar aquí
no quiso regresar a su tierra castellana,
se movía entre gentes amables
y sus último días pasó entre médicos
con servicio personalizado,
así conoció a mí papá
practicante de empresa fue en ASESA e IQA,
se fueron ya y los dos juntos están
entre una hija, un nieto y un yerno,
todo queda en la familia
para más datos prácticos,
padre e hijo son filipinos y españoles de nacimiento.
Tarragona, sábado 18 de febrero, domingo 04 y jueves 08 de marzo de 2012.
Acróstico nº. 8/2012.
Mía Pemán
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario