@Artidorio Cresceri
Yo quisiera olvidarte
me es imposible mi bien, mi bien
tu imagen me persigue,
tuya es mi vida, mi amor también,
y cuando pensativo yo solo estoy
deliro por la falsía
con que ha pagado tu amor, mi amor.
Yo quisiera tenerte
a mi lado todo el día
de mis ocultos amores
paloma te contaría
pero es inútil mi anhelo jamás, jamás,
vivo solo para amarte
callado y triste llorar, llorar.
Yo bien sé que no me quieres
pero eso no es un motivo
me privas de tus miradas,
mi alma, sin ellas no vivo,
voy a ocultarme a una selva solo a llorar,
pueda ser que en mi destierro
tus ojos negros pueda olvidar.
En una noche serena
al cielo azul miré, miré,
contemplando a las estrellas
a la más bella le pregunté,
era ella la que alumbraba mi amor, mi amor,
para pedirle por ella
al Dios piadoso resignación.
EL VERDADERO DESTINATARIO
(UN CASO QUE MARCÓ JURISPRUDENCIA...)
Muchos salteños creen que este tema musical lleva ese nombre en recuerdo a la mujer de la que habla su letra; sin embargo, la verdad es que su autor, Artidorio Cresceri, le dedicó esa composición al abogado salteño Carlos López Pereyra (1875 – 1929).
La Zamba “La López Pereyra” es una de las más tradicionales de la Argentina. Ha sido grabada por casi todos los músicos del género folklórico argentino y ha sido traducida a varios idiomas.
Hasta hace unos años fue utilizada por todas las escuelas primarias y secundarias de la Argentina; ahora, con el avance de la música foránea y la incorporación de nuevas melodías y ritmos, ha quedado prácticamente en desuso.
López Pereyra, además de su actividad como jurista, escribió para diversos periódicos locales de principios del siglo XX (La Luz, El Defensor y fue director de El Cívico).
Siendo Juez de Instrucción de Salta, López Pereyra emitió un fallo que sentó jurisprudencia en el ámbito de la justicia argentina; fue aquel que sostuvo, por primera vez, que la "emoción violenta" constituía un factor a favor de un acusado de homicidio. Es decir, la emoción violenta se convirtió, desde entonces, en un argumento a favor del acusado ya que transformó al homicidio en "homicidio involuntario".
En este caso el homicida a favor de quien López Pereyra falló era Artidorio Cresceri quien había asesinado a una mujer con quien había tenido relaciones amorosas.
En prueba de su gratitud por el fallo que lo absolvió, Artidorio Cresceri le dedicó posteriormente esta zamba que lleva como título el nombre del autor de ese fallo.
Bibliografía:
Folklore Salteño. Gustavo “Cuchi” Leguizamón (Ed. Planeta 1975)
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