domingo, abril 15, 2012

UNAS SANDALIAS APARCADAS



Sandalias tenía el pescador
cuando empezó su andar
por la arena del mundo,
más la cercanía de su trabajo
se olvidó que eran poco necesarias,
por eso las aparcó en una esquina
qué libre pudo encontrar.

La escasez de almas se confinó
en el olvido y se afianzó,
a la enseñanza de los mortales
más dignos de merecerle,
un alto en la vida monacal
de los libros y de la verdad del día a día.

Palencia, 21 de agosto de 2010.
©Mía Pemán

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