@ SUSANA RUGGIERO |
(27.9.08)
Casi como si fuera un ritual, partí de casa por la tarde temprano rumbo a la Institución “Solar del Angel” que trata a pacientes con Alzheimer para visitar a mamá. Previamente fui al kiosco de flores, le compré un ramito multicolor y el infaltable pan dulce para la merienda, en la confitería de al lado.
Tardecita linda de sol primaveral caminando en soledad esas cuadras que conozco de memoria.
Al llegar, su carita me sonríe, sus ojos se iluminan y cuando me acerco a darle un beso me dice una vez más: - buen día mami, ¿cómo te va?
Es así, desde hace algún tiempo no sólo que soy su hija sino que me convertí en la mami de una chiquilla de 80 años, que todos los sábados me espera para hablar...conversar...de lo que sea, de lo que surja, de lo que se pueda. Para darle masajitos en el cuello, en la espalda, ponerle colonia, peinarla, mimarla y juntas escuchar como Lionel, el joven cantor que aparece con su guitarra nos ameniza la tarde con algunas de esas canciones que ella me cantaba en mi infancia.
Corto el pan dulce. Convido. Y la voz de Lionel matizada por diferentes tonos de violetas y pregones españoles, me invita a viajar hacia tierra lejanas.
como aves precursoras
de primavera
en Madrid aparecen
las violeteras
que pregonando
parecen golondrinas
que van piando
que van piando.....
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