martes, julio 17, 2012
37 AÑOS SIN CONSUELOS......
Palencia – panorámica
Cuántos recuerdos felices…
me vienen a la memoria,
en sentadas viajeras
un tren de madera,
viajando por raíles de hierro,
pensamientos y añoranzas
se iban acercando
sin aderezar el rizo,
a la playa nos transportaba
también a la montaña,
humos expulsaba en su recorrido
y las viejas leyendas decían…
qué olfatear su aroma fuerte,
curaba te los entresijos
qué la endiablada tosferina
posaba en tú tierna infancia,
renglones de dolor y amargura
por eso, bañarte entre sus humaradas
sentías qué algo nuevo entraba en tú vida.
Las pañoletas blancas y azules,
al viento volaban…
cuando te las quitabas
para jugar con sus alaridos,
aquellas cuestas empinadas
subíamos a gatas,
luego las bajábamos rodando…
pero no pasaba nada,
sí te rozabas o te herías…
allí estaba papá para sanar
tus magullamientos…
al final conseguía
sacarnos las risas y los lloros.
El maletín de curas…
compuesto y a tiempo lo tenía,
siempre sabía…
qué utilizar en cada momento.
37 años sin tus consuelos…
tantos tiempos se han pasado…
y aún hoy, la congoja se me ahoga,
aunque a veces hablamos
para contarte mis cuitas…
y sé que ahí estás siempre,
me has salvado en muchas ocasiones
has velado por mi futuro y mi presente,
me conocías tan bien…
que ahora mismo
muchísimo te echo a faltar…
Buenas palabras a la vuelta de los días,
casi de continuo tenías…
no todo era una gloria,
nos comprendíamos tanto…
Contigo… papá, aprendí
que la vida tiene otros colores,
mi infancia la viví junto a ti
entre los campos norteños
de una Palencia agricultora,
porque… los abuelos así eran
y del pueblo todos vinimos.
Villamelendro de Valdavia, desde el aire – Autor: rufuswatling
De la Valdavía tú eras,
en la capital pequeña y sosegada
allí te enamoraste
pues a la Ojeda ella pertenecía,
cuando ya vuestras dos primeras pimpollos vinieron
a la montaña palentina
frondosa de verdes riachuelos
dos casi ni caminaban,
mientras por campos sin riego
poco a poco empezaron a sentir
dos guirnaldas más se juntaron,
aquel gran pantano enorme
sus faisanes con gallinas de compañía,
entre frutales y zanahorias
una acequia enorme hicieron
y el agua corría como si se escapase
cuando se desbordaba de su caudal.
majuetas maduras
Majuetas, moras, andrinas…
frambuesas, garbanzos, granos de trigo
escaramujos, tallos de rosal
hierbas aromáticas, zanahorias y frejoles…
todo por separado y no siempre,
nos enseñaste a degustar
cuando su tiempo era el exacto.
Teníamos ese sol
que iluminaba con ilusión
nuestros días,
y… aquellas agrestes
manos grises
insensibles y torpes,
no se fijaron… que tenían
un deber primordial…
se olvidaron que la vida
sigue y ha de vivirse,
en compañías y no en soledad…
Dentro de mí… existen esos días,
vividos en la montaña
y también a la orilla del mar,
cual sueño mediterráneo nos fuimos
soñando imposibles…
regresábamos de vacaciones
en aquellas playas cántabras,
de Somo y Santander
las playas de la Castilla Vieja,
con los campos labriegos
al trillar en las eras los veranos,
paseos a la montaña…
senderos y fuentes visitábamos,
qué sus aguas cristalinas
ricas de tomar y saborear.
playa de Somo – Cantabria
¡Ay… los días y los años…
cómo han ido corriendo,
qué ya se convirtieron
hoy 16 de julio de 2012…
en treinta y siete años,
sin tú cariño ni tus palabras…!
Las vivencias ajenas
convirtieron se en propias cercanas,
más los caminos y las veredas
fueron atajos de escondrijos,
pero… después de los tiempos pasados
aquellas normas sencillas,
salieron al camino
haciéndose las disimuladas
queriendo asustar,
sin conseguir… que los remedios tordos
saben salir con su buen paso.
Palencia, sábado 14 y lunes 16 de julio 2012.
Poema nº. 35/2012
©Mía Pemán
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