lunes, julio 02, 2012

AQUEL BESO






Como aquel beso prohibido
súbito, intruso
se quemó en la tarde
en las pupitas de un gato.


Ese encuentro de labios deseosos,
desnudó los cristales de la ironía.
Más tarde, no hubo reproches,
el roce dejó su tibia huella
y anidó en la misma sangre.


Beso tierno, beso insolente,
osado, crepuscular,
apagó las luces de la sensatez
y la pasión soltó el sueño carnal
en la selva del espíritu.
No hubo nada que decir,
ese beso se perpetuó en los labios
adueñándose del momento.
Aún quema su contacto insaciable.
Aún enciende la piel la flama 
de su llamado
que se niega a extinguirse.


Ven a mí, ven,
que muero de muerte estelar,
como estrella enferma esperando que regreses
y robes todos mis besos.

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