Un sabiondo abecedario,
con un libro fue a jugar,
el libro de su riqueza
se jactaba sin cesar.
El sabiondo abecedario
siempre lo dejaba hablar…
porque el pobre tan pequeño
¿Qué le podia contar?...
-Yo tengo valles y rios
tengo montes y praderas
tengo la ciudad entera,
tengo el mar, tengo el desierto,
tengo el soldado, un amigo,
tengo el malo y el mendigo…
en fin, una historia que contar
¿Por qué te quedas callado
y al hablar tartamudeas?
eres difícil mi amigo
aun, no logro entenderte
pues, si no estas unido como podrian tenerte?
no tienes ni una historia
y si no sabes hablar
a quien entretendras
si no tienes luna, sol,
versos, pajaros, amor,
o nada que se asemeje?
El pequeño abecedario,
se quiso recuperar y queriendo meditar,
para contestar al momento,
dijole en tono muy serio,
cuando aprendan a pensar,
notaras que mis esencias
formaran en mi presencia,
lo que ha formado tu cuerpo,
y volviendo a reiterar
¿y de que esta formado tu cuerpo
que no sea de mi esencia?
Son tus esclavas mis letras
y si las ubicaran mal
¿Qué tendrian que contar?
Ya no serias un libro
sino, solo un fastidio
al que tendrian tirado,
pobre, pobre abecedario, dijo el libro en una risa
y de que sirve tu esencia
si te ubicaran mal?
Espera… si no puedo continuar
estariamos los dos perdidos…
tu te formaste en libro,
porque yo, te enseñe a hablar.
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