@ Elen AranFouérè
como si la tempestad viniera de las olas,
el orgullo sacudió sus alas en la arena,
tapándose los ojos, por su torpe elegancia;
y el declive aquel, del pensamiento,
digirió las palabras haciéndolas proclama,
también mimando, como al niño con su gracia;
tal vez, como ilusas nubes que sueñan y cantan,
tendremos que caer desde el viejo suelo,
para así elevar, aquello que esconde el alma...
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