*Por Eliana Valci
Por alguna razón extraña, dos desconocidos, un hombre y una mujer, se han encontrado en el tiempo y espacio, cual si hubiese estado escrito, casi por mandato místico.
Ambos cruzaron sus miradas, cómplices, y a la vez inconcientes de lo que el destino les tenía preparado.
Es como si a partir de ese instante, se transformaran, en uno… en el UNO, que es el Dios interno que lleva cada ser humano dentro de sí, de acuerdo a la milenaria filosofía de los neoplatónicos.
Sabia reflexión, ya que cada persona transita por esta vida buscando su otra mitad, su complemento, su equilibrio; sino porque otra razón sería trascendente el hallazgo del amor en la existencia de seres finitos como nosotros?.
Claro está, que este tipo de acontecimientos solo ocurre cuando el encuentro es auténtico, como en el caso de estos dos extraños, que se descubrieron en el momento justo y a la hora señalada.
Algunos podrán decir, que es producto de la casualidad, pero lo cierto es que no hay casualidades, sino en todo caso CAUSALIDADES. Por lo tanto, las cosas suceden, porque tienen una causa y su respectivo efecto.
La causa de ser Uno con el otro, es despojarse del cuerpo material, para que confluyan las energías y obtener como resultado la plenitud; es lo que se traduce en lenguaje vulgar como la química existente entre él y ella.
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