Por LYDIA RAQUEL PISTAGNESI
Extiende sus manos
pequeñas y sucias,
silenciosamente
mendiga una dadiva,
donde ya la vida
claudicó silencios
y la sed de orgullo
perdió la batalla.
Dolor sin respuestas
de infancia olvidada,
porque desde el vamos
quebraron sus sueños
y los arrojaron
en cualquier calzada
Es un niño apenas,
pero las arrugas
le queman el alma.
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Estimado Pedro, felicito a todo tu equipo por publicar esta joyas de la poesía.
ResponderEliminarLydia Pistagnesi, a quien tuve el gusto de conocer en Uruguay, tiene ese ángel que la hace especial, sobre todo en sus en poesias testimoniales
Gracias
José Ruiz