Padre, árbol fornido, cual ramas que se extienden,
grave sonido, el cantar de tu voz,
presente en mi niñez, para alargar sonetos;
audaz al contemplarme en mi rebelde adolescencia,
cuando ella pretende alejar tu calor.
Hombre de experiencia, porque se siente erguido,
y extiende sus manos a los frutos, de su otra
generación, te aclamo y te bendigo, al invocar
en tu día, la gracia, la ternura, los años de tu
tiempo, que me brindaste vos
® TEXTO DEL LIBRO: LOS 1000 y 7
PENSAMIENTOS
REGISTRO LITERARIO Nº 181134 –
Nº 309102 EN GUARDA
DE LA REVISTA LETRAS MACONDO
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