viernes, octubre 07, 2011

POETAS ARGENTINOS


(Bs. As., 1922 / Bs. As., 1966)
Mario Jorge De Lellis marcó un antes y después en la poesía argentina, resignó el “yo poético” en pos de un “nosotros poético” que nos hablara y nos definiera. Hizo de la poesía social un campo de lucha pero también una forma empecinada de amor por el género humano. Tomando todo el aire que cabía en sus pulmones, De Lellis se sumerge en un mar de gente para rescatar del olvido las pequeñas perlas que justifican una existencia. Hermano, hijo, padre, amigo, vecino, nuestro invitado de hoy recorría todo el arco de la parentela, aromando las jornadas con versos puros, casi santos, pero con el sabor agridulce de la verdad. De Lellis le dio un lugar primordial a la Verdad (así, con mayúsculas), tenía certezas como todos aquellos que profesan una fe. La fe del poeta Mario estaba depositada en el hombre y su aventura de vivir en un mundo hostil al que había que cambiarle el rumbo. De Lellis no tenía falsos pudores estéticos: podía ser lírico, sentimental, combativo y hasta sarcástico; este vecino de Almagro tenía muchas cosas para decir y no había límites en su extensión poética, sólo un ansia de dejar señales en el camino para que los que vienen atrás no se pierdan en las enmarañadas trampas de la maldad. “Canto a los hombres del pan duro” es el gran poema social argentino, parece uno de los  brazos del Martín Fierro: “Nacen, se reproducen, después mueren/De cobre son y el cobre los golpea./Llevan de cobre el corazón y la camisa./Llevan de cobre las mujeres recias./Llevan de cobre el ojo y los abuelos./De cobre son y suenan.”  En homenaje a su obra, “Pan duro” se llamó un grupo de poetas formado a mediados de la década del 50 del siglo pasado, donde militaron Juana Bignozzi, Juan Gelman y Humberto Costantini. “Mario Jorge de Lellis” fue un legendario taller literario en el que hicieron sus primeros pasos poetas, hoy de fecunda trayectoria, como Irene Gruss, Leonor García Hernando, Jorge Aulicino y  Daniel Freidemberg.
Entre sus libros cabe destacar Cantos humanos (1956), Hombres del vino, del álbum y del corazón (1962) y Hortigueral de Almagro (1965).
Quien fuera su íntimo amigo, el escritor Isidoro Blaisten, así lo recordó: “Algún día se va a escribir la historia. La verdadera historia. Y cuando aquellos que una vez le pagaron treinta pesos por una nota, los que nunca le dieron ni un tercero, ni un quinto, ni un sexto premio municipal ni barrial, ni nada, los que dijeron: “…sí, pero tomaba”, estén muertos “nutridos de materia./ Duros, Solos.”, las muchachas que tendrán la edad de Sandra (su hija) leerán sus poemas, leerán por ejemplo: “Sandra/alguna vez leerás estos poemas/¿seguirás siendo Sandra?”

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