martes, noviembre 08, 2011

POETAS ARGENTINOS



Valeria Meiller



(Azul, Provincia de Buenos Aires, 1985)

En su libro El recreo, la novísima poeta Valeria Meiller nos habla de su pago natal: Azul, ciudad ubicada en el centro de la Provincia de Buenos Aires. La historia se hace presente continuo, se arma y se desarma en el espacio mítico (bíblico) que propone el texto: planos simultáneos que exorcizan el pasado con sortilegios verbales. El mito del origen es la piedra de toque de El recreo: “Para obtener en propiedad las suertes de estancias del Arroyo Azul, de media legua de frente por media legua de fondo (…) se establecían las siguientes condiciones. Primera: Transportarse con su familia o gente de faena al lugar que se le señale al poblador”. Gobernar es poblar y para poblar hay que reproducirse: “Por el retoño del hermano, una punta en blanco/el blanco de la procreación desbocada. / Voy a seguir naciendo de todos mis hijos”, dice en la sección “Era Primaria”. La maquinaria humana se confunde con la maquinaria agrícola hasta transformarse en un mismo ente que no se detiene en su afán colonizatorio, fertilidad sobre fertilidad, crecimiento y multiplicación: “Las patas moliendo el barro. Pongamos un padre en las aspas,/ que gire y gire al capricho del viento”. Los ciclos de la naturaleza, las inundaciones y las sequías, la esperanza cifrada en los ritos bautismales, la maternidad como motor inmóvil y bíblica noticia, son hilvanados por la poesía de Meiller que es testimonio, viaje y profecía. Valeria Meiller tiene publicados dos libros: Tilos (Editorial La Propia Cartonera, Montevideo, Uruguay) y El recreo(Editorial El fin de la noche), ambos del 2010. Es traductora y periodista cultural.

AGUADA
Durante una inundación, los más fuertes
se reúnen arriba de un árbol.
Con el agua en todas partes, la familia en el techo.
Hacer un barco de la pata de la cama. Una vela de sábana.
La primera solución es trepar. Trasparentes,
padres, abuelos y embarazos.
Los niños en el techo chupando
su ración de hueso preguntan
¿Dónde estará el sol? Y fosforecen.

Otros florecen además. Niños trasparentes nacen bajo la lluvia.
La partera a nado
asiste a las madres sin dar abasto. Un perro la sigue.
Los más chicos sacan la lengua y beben la lluvia.
Muchas gotas es varón, entonces eligen un nombre.


NAGALÍ

Madre escucha un ruido, deja crecer un bosque

un hijo en el bosque

un nombre en el hijo

un archipiélago en el centro

de la luz.

Se baña en una palangana, en la gracia de Dios.

Otra mujer en patas le enjuaga la cabeza

con un balde: éste es su bautismo



UNA CLARIDAD QUE NO EXISTÍA EN ESTE MUNDO
Con la espalda ancha y el paso tibio como leche recién ordeñada, caminan entre los surcos. Son dueños de una fortaleza que le robaron al campo cuando la temporada fue buena y se grabaron a fuego la visión fantástica, indomable, hasta el cuello de hojas. Tomaron todo porque podían y después, sembraron sobre el camino y a la vera, esperando que los débiles hicieran a los fuertes, y los fuertes hicieran las leyes para una descendencia vigorosa. Un amor sobrio y justo sintieron, una alegría circunspecta. Eligieron a las esposas midiendo el hueso sólido, radiográfico de la cadera y las tomaron satisfechos porque eran calcio valioso para el parto. Entonces llegó el hijo del hombre, y cuando echó raíces, los hijos del hijo también –y una hija curva y dura, una herradura incandescente.
FUENTE : http://nuestrospoetas.telam.com.ar/?p=432

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