Por MIA PEMÁN
Esta noche triste
el Niño Dios nacerá,
ya ni los cantares le animan
su pequeña alma
rebosa de tristeza,
porque el mundo llora
las pérdidas del dolor.
“Mi Bien, está triste”
yo se muy bien… que le pasa,
al infante pequeño
le duele su corazón.
¡No llores mi bien…
deja tras de ti
esa pena, tan amarga que llevas
bajo tu ternura celestial!
Alegra un poquito
esa cara angelical,
que los pastores vienen
y quieren ver…
esa sonrisa de chiquillo,
y las lágrimas déjalas correr
que el viento de la noche
lléveselas deprisa.
¡No llores mi bien…
deja tras de ti
esa pena, tan amarga que llevas
bajo tu ternura celestial!
Se clarea la noche
bajo las luces
que la estrella ilumina,
un pobre portal
allá en la lejanía
se divisa… su triste faz.
¡No llores mi bien…
deja tras de ti
esa pena, tan amarga que llevas
bajo tu ternura celestial!
¡No pongas pucheritos… mi bien,
que los niños pequeñitos
te vienen a ver,
se acercan con regalos
y canciones en su regazo,
desean verte sonreír
sin suspiros en tus ojitos
ni botones en tu mirar!
Triste está mi Niño Dios,
no sé yo…como
le voy a consolar,
porque los dolores del mundo
en su corazoncito se ahogan,
y ni María ni San José
pueden calmar su
desconsolado llanto.
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