sábado, mayo 19, 2012
LA DISTANCIA SUMERGIDA
Escondida y remota,
apretada y atada,
sumergida y finada,
relegada y desechada,
despojada y olvidada,
alejada en la desdicha
recatada y apocada
descubrimos la distancia.
Solitaria en su mundo
sin poder aprovechar
las alegrías del momento,
separada sin medida
de su entorno y ambiente.
Faltándole el aire
no puede ni respirar,
la distancia se sumerge
en el hondón de un vaso,
repudiando su tristeza
al no encontrar la brisa,
se le ha roto la cara
y no encontró la llama
ni la ilusión de vivir.
Una piedra enorme
ha tapado la entrada,
disminuyendo el hueco
entre la puerta y la salida,
igualmente se desliza
ese frío helador
congelando los sentidos.
En la distancia lejana
encontramos extranjeros,
que viviendo en soledad
se hallan desplazados,
sin poder encontrar un aval
para intentar y reforzar
esa ansiada amistad.
La distancia extrema
existe en el más allá,
está tan cercana y próxima
que la tocamos con las manos,
sintiendo el frío
de sus dedos al rozarla.
Necesitaría un equipo
de atención constante,
pero la reforma solitaria
no halla el compromiso
ni el requerimiento oportuno,
quisiera desplegar
sus débiles alas,
volando hacía las alturas
divisando el horizonte,
para salir airosa
de esa pendiente distante.
La distancia sumergida
aplastada y confinada,
amargada y quemada
entre las finas paredes
está empotrada sin más,
dentro de un delgado
y tostado sándwich,
que bocadillo parecía
sin aparecer la salida,
de un asador caliente
quiso y logró escabullirse.
La distancia sumergida
ha reventado y explotado
saliéndose de su molde,
verde claro y redondo
de frágiles hojas grises,
envoltorio enmohecido
de una lechuga desperdiciada,
alejada de la vida
finada tras un rincón
y relegada al olvido.
Ha sabido despojarse
de las penumbras oscuras,
acogiendo el nuevo resplandor
que le brindaron las estrellas,
en una noche clara
iluminando su nuevo rostro.
La distancia en libertad
ha difuminado su sonrisa,
rellenando los espacios
de alegrías exteriores,
ni siquiera se acuerda
de los malos tragos pasados,
ahora vive en el presente
olvidando el pasado,
desenfundando ilusiones
desaparecidas en la oscuridad.
Se ha convertido en la reina
de todo su entorno diario,
desperdiciando el tiempo
sin apenas fijarse
ni mirando el ayer,
que ha ido dejando
tras sus cortos pasos.
Combinaciones de letras
han formado su figura,
cinco puntos mayores
y otros cuatro pequeños
conforman su línea,
entre estrecheces
y angostos contornos
compinchazos y unidos,
han ido formando
su caminar conjunto,
dentro de las muchedumbres
que componen estos versos,
tratados con singularidad
y sin ninguna regla
ni pauta definida.
Jugando con las palabras
pensamos y definimos,
los juegos que forman
las diferentes frases,
compuestos de fragmentos
y diferentes signos,
relatamos los sentimientos
interpretando los modos
y las formas del destino,
que la vida y las vivencias
nos han ido reflejando.
Su apariencia es efímera
no sé si su contorno,
tan sólo la lejanía
delimita su estado.
En un papel escrito
comprobamos su longitud,
y el cuenta kilómetros
nos plasma la realidad,
los metros reales
nos separan sin remedio,
de esa llamada distancia
que denominamos sumergida.
Tiene curvas y recodos
también líneas rectas,
anchos y delgados
sus lomos parecen,
pensando su recorrido
podría ser largo o distante
cortante o próximo,
y asustándose con facilidad
esconde la cabeza
temerosa de castigos
que injustos le parecen.
Tarragona, 28 de junio de 1997.
Mía Pemán
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