miércoles, abril 24, 2013

ESTE PLANETA





Desde el fondo de la tierra
un llanto mineral y piedra
emerge como furtiva lágrima.
Los siglos han pasado indiferentes a tanto dolor.
La enfermedad hombre no tiene remedio
es una dolencia que invade y destroza
el cuerpo de este planeta.

No hay palabras que magnifiquen el daño.
Gea agoniza, lentamente
su piel otrora radiante y saludable
envejece con premura.

Sus pupilas, espejos de aguas puras,
no la dejan mirar a través de la contaminación,
la ciegan y no distingue la noche del día.
Este planeta, está enfermo de muerte,
no existe el médico que diagnostique lo contrario
o que pueda reparar esta lesión terrible.

El virus hombre sigue su curso de destrucción
y no se encuentra la vacuna necesaria para
enfrentar a este mortal parásito.
La tierra se sacude, lanza un alarido de dolor,
escupe por sus volcanes abiertos,
llagas incandescentes que no van a cicatrizar jamás.

Gea, está enferma, su flora y fauna desaparecen
paulatina e inexorablemente de su bella faz.
Su sangre salobre se contamina sin censura
y su atmósfera antes benéfica,
debilitada por contaminantes y letales gases
deja pasar rayos destructores
sin protección a su lozana piel.

Desde el útero del magma
un llanto explota difícil de consolar.
Un llanto mineral y piedra
emerge con fuerza cósmica
y el virus hombre, impávido de poder y gloria
no quiere detenerse y oír,
este llamado final.

Por Marianela Puebla

En el día Internacional de la tierra vaya mi poema

ESTE PLANETA


Desde el fondo de la tierra
un llanto mineral y piedra
emerge como furtiva lágrima.
Los siglos han pasado indiferentes a tanto dolor.
La enfermedad hombre no tiene remedio
es una dolencia que invade y destroza
el cuerpo de este planeta.

No hay palabras que magnifiquen el daño.
Gea agoniza, lentamente
su piel otrora radiante y saludable
envejece  con premura.

Sus pupilas, espejos de aguas puras,
no la dejan mirar a través de la contaminación, 
la ciegan y no distingue la noche del día.
Este planeta, está enfermo de muerte,
no existe el médico que diagnostique lo contrario
o que pueda reparar esta lesión terrible.

El virus hombre sigue su curso de destrucción
y no se encuentra la vacuna necesaria para
enfrentar a este mortal parásito.
La tierra se sacude, lanza un alarido de dolor,
escupe por sus volcanes abiertos,
llagas incandescentes que no van a cicatrizar jamás.

Gea, está enferma, su flora y fauna desaparecen
paulatina e inexorablemente  de su bella faz.
Su sangre salobre se contamina sin censura
y su atmósfera antes benéfica,  
debilitada por contaminantes y letales gases
deja pasar  rayos destructores 
sin protección a su lozana piel.

Desde el útero del magma
un llanto explota difícil de consolar.
Un llanto  mineral y  piedra
emerge con fuerza cósmica
y el virus hombre, impávido de poder y gloria
no quiere detenerse y oír,
este llamado final.

Por Marianela Puebla

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