GENTILEZA DE EVA LUCERO DE ORTEGA
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que se ha ido
a los campos desiertos
a contar cuentos
a los niños ciegos.
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que se ha ido
por caminos sin tiempo
a recoger estrellas
montado en el viento.
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que siempre
vivirá en el recuerdo
y le hablaré diciendo
que el amor es eterno.
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que ha volado
a un país muy lejos
donde ya no sufre
ningún tormento.
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
ni le digan al oído
de todo mi aprecio
no quiero que cargue
ningún sufrimiento.
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que ha viajado
al país de los sueños
a prepararle un lugar
esperando el reencuentro.
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
díganle que la vida
no termina en el tiempo
y siempre hay una salida
más allá de los velos.
No le digan a mi madre
que su hijo ha muerto
es el dolor más grande
que hay en este suelo
y no quiero causarle
tanto desconsuelo
ni quiero que viva
apegada al recuerdo
sólo quiero que sienta
que la amo en el cielo,
por eso...
no le digan a mi madre
que su hijo ha muerto.
Sociedad de San Pablo
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