viernes, diciembre 23, 2011

LA MULA DE SAN JOSE



Por JOSE LUIS LUCAS NUÑO para MACONDO


La mulita estaba contenta, llevaba mucho tiempo trabajando para Jose y era un dulce amo. Siempre la trataba bien, la dejaba descansar trás el duro trabajo y nunca la cargaba demasiado para no reventarla. Otros amos hubiesen sido menos considerados. Como veía todos los días cuando se cruzaba con alguno de sus hermanos y hermanas.
Ella era feliz. Era tratada como una más dentro de la familia y sobre sus hombros cargaba el futuro de la pequeña familia. Estaba muy orgullosa de llevar a Maria. Esta nunca la hubiese montado a no ser por el avanzado estado de gestación.
Notaba su respiración, sobre su lomo y la notaba cansada. Tendrían que llegar pronto a un lugar de descanso.
La mulita temía por sus amos. Les tenía mucho cariño.
Siempre recibía siempre algun azucarillo a escondidas, por cada uno de ellos. Y no se quejaba para nada de este día tan duro. Si tenía que andar tanto era por algún motivo especial.... Pronto se haría la noche y los caminos se pondrían peligrosos.
Y ella solo era una pequeña mula. No podría defenderlos.
De pronto se oyó la voz de Jose: "María, por fin hemos llegado. Este es mi pueblo. Pronto encontraremos una posada"
María le miro cansada, los dolores del parto le llegarón en ese momento y no pudo contestarle. Solo se quedó palida mirandole. Y al dulce Jose, se le cayo el alma al suelo. Amaba a María tiernamente y no le gustaba verla sufrir.... pero no había más remedio que hacer este viaje. El invasor le había obligado a ello. Y tuvo que partir solo, sin ningún miembro de la familia.
Pronto estuvierón frente a una posada. José se acerco al posadero. Pero este no le dejó hablar: " Lo siento, esta lleno y dudo que quede algun sitio a estas alturas de la noche en este pueblo. Es muy pequeño, y hay demasiada gente para el censo".
Entonces que puedo hacer - dijo José- no habrá algún sitio. Mi mujer esta a punto de parir y necesitamos estar bajo techo. Los bebes son demasiado tiernos para aguantar este frio.
Entonces el posadero se compadeció y mirando a los padres les dijó: id a la parte de atrás. Allí esta el lugar en dónde metemos a los animales. No es mucho... pero tiene techo"
José le saludo agradecido y se dirigió a ese punto para pasar la noche. Que le iba a hacer, eran pobres y no se podían permitir demasiados gastos. Miró al cielo y se sintió agradecido por haber podido llegar hasta allí y no haber sido molestado por los peligrosos bandidos que abundan por los caminos. Y sobre todo por tener un techo encima de sus cabezas. Aunque fuera pequeñito.
Ambos se resguardaron en el pequeño pesebre y se encontrarón con un buey muy pacifico que se acerco a saludarlos. Poco después, todos estaban dormidos. Entonces en medio de la noche. María empezo a gritar.... el momento había llegado
el pequeño niño había decidido venir a este frío mundo.
José hizo lo que pudo, ya había visto nacer a otros niños. Pero era la primera vez que le tocaba hacerlo a El. Pero no había nadíe más y en la posada todos estaban ya dormidos....
El niño nació con facilidad. Era el niño más precioso que jamás había visto. Y su carita era dulce y tierna.
Lo llevó junto a su madre para que lo diera de mamar y lo tuviera junto a su seno.
Tambien la mula y el buey presenciarón el nacimiento. Ambos se enamoraron del niño. Era tan bello, tan dulce. Tan pequeño.... tenían ganas de protegerlo y como angelitos velaron su sueño y le brindaron su calor. Acercandose a los padres.
La mulita entonces vió como se apareció un angel. Que se quedó sonriendo a recién nacido.
Se acerco al buey y a la mula. Y les dijó: "podeis dormir. Hoy los angeles del cielo velaremos su sueño. Nada malo le ocurrirá. El es el señor de la vida.... le debemos todo lo que somos. El nos hizó. Hoy nosotros le protegeremos a El. A nuestro dulce y amable Señor...."

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